El desafío de ser pequeño productor ante el Cambio Climático
Mi nombre es Alicia Florentín, soy Coordinadora del Departamento de Proyectos de la Cooperativa de Producción Agroindustrial Manduvira Ltda. de la ciudad de Arroyos y Esteros, Paraguay. Somos una cooperativa de pequeños productores de caña de azúcar orgánica, y contamos con nuestro propio ingenio para la industrialización y producción de azúcar orgánica, con certificación Fairtrade. Una de las funciones que tengo, dentro del Departamento que me corresponde coordinar, es la elaboración de un diagnóstico de necesidades, tanto de las diferentes áreas administrativas de la institución, planta industrial, como de los socios/as. Es cada vez mas, la preocupación referente a la baja producción de materia prima debido a los impactos del cambio climático, específicamente de la sequía, que nos está impactando directamente en la baja producción de azúcar y por ende menos ingresos económicos. Gracias al apoyo de varios de nuestros clientes, uno de ellos Intermón Oxfam, nos encontramos trabajando en diferentes actividades de mitigación al Cambio Climático, como ser la medición de nuestra Huella de Carbono, viabilidad de venta de bonos de carbono y el financiamiento de nuestro Vivero forestal con capacidad de producción de 25.000 plantines. También, la Coordinadora Latinoamericana y del Caribe de Pequeños (as) Productores(as) y Trabajadores(as) de Comercio Justo (CLAC), nos está apoyando no solo con el pago de la prima por la producción de caña de azúcar orgánica, sino además en la elaboración de nuestro Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático. A nivel local, nos encontramos viviendo una gran crisis económica debido a que, somos un país con un alto porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) dependiente de la agricultura. Nos encontramos finalizando nuestra zafra 2021/22 con pérdidas de entre el 40% y 50% en la producción de caña de azúcar debido a la fuerte sequía que nos azotó este año entre los meses de enero y marzo, época crítica donde se tiene el máximo crecimiento de la caña de azúcar.
El impacto del cambio climático es una realidad y es una problemática no solo local sino a nivel global, pero estamos a tiempo de frenar este avance mejorando nuestras prácticas, como por ejemplo la agricultura orgánica o ecológica. En lo que nos compete, nuestra emisión es muy baja, ya que trabajamos la Economía circular, por ejemplo, una de nuestras actividades es la reutilización del bagazo, que es el residuo de la caña de azúcar, para la elaboración de compost orgánico en nuestra propia Planta de Fertilizante Orgánico, que luego es utilizada por los socios en sus fincas, para reponer parte de los nutrientes extraídos por el suelo. Además de otras prácticas de producción orgánica, que ayudan bastante a reducir las emisiones (uso de abonos verdes, utilización de biofertilizante, uso de microogranismos para el control biológico de enfermedades, entre otros).
Creo que la justicia climática, no es solo un problema medioambiental y económico, también es un tema político y ético. En ese sentido ni las consecuencias ni las responsabilidades se reparten por igual. Nosotros que menos impacto producimos, somos los más vulnerables a las inclemencias climáticas. A más de esto, está la propuesta de que las cargas, los impactos y los beneficios, sean repartidos de manera equitativa y justa. La deuda climática que soportamos los países en vías de desarrollo, es tremendamente injusta, puesto que somos los que menos hemos contribuido a esta emergencia. De acuerdo a la nota informativa de Oxfam (2020), el 10 % más rico de la población mundial (aproximadamente 630 millones de personas) generó el 52 % de las emisiones de carbono acumuladas, consumiendo casi un tercio (el 31%) del presupuesto global de carbono tan solo durante esos 25 años; Mientras tanto, el 50 % más pobre de la población mundial (aproximadamente 3100 millones de personas) generó tan solo el 7 % de las emisiones acumuladas, consumiendo únicamente el 4 % del presupuesto de carbono disponible. (Combatir la desigualdad de las emisiones de carbono. Nota informativa de Oxfam 21 de septiembre de 2020 en linea)
Somos un país vulnerable, y este hecho se agrava aún más por los impactos del cambio climático y la ausencia o nulas medidas de adaptación a nivel gubernamental. Que se entienda la vulnerabilidad, como la predisposición a ser afectado negativamente, y comprende varios conceptos y elementos que incluyen la susceptibilidad al daño o falta de capacidad de respuesta y adaptación. De acuerdo al informe del IPCC (2014), los peligros conexos al clima agravan otros factores de estrés, a menudo con resultados negativos para los medios de subsistencia, especialmente para las personas que viven en la pobreza (nivel de confianza alto). Los peligros conexos al clima afectan a las vidas de las personas pobres directamente a través de impactos en los medios de subsistencia, reducciones en los rendimientos de los cultivos o destrucción de hogares e, indirectamente, a través de, por ejemplo, aumentos en los precios de los alimentos y en inseguridad alimentaria.
Coincido plenamente con las expresiones del gerente de la Cooperativa Manduvira y miembro del Consejo de la CLAC, Andrés González , en la COP27 (2022): “El problema principal es que no hay un comercio con justicia. Estamos peleando con el Comercio Justo porque creemos que es una alternativa para salir adelante, para que realmente el pequeño productor pueda recibir el beneficio”. ..”Estamos interesados en escuchar las novedades, y en que respuesta da el sistema a todos nuestros reclamos, a toda la problemática de lo que es el Cambio Climático. Sin Comercio Justo, no hay Justicia Climática”.